Por nuestra fe en Cristo, de él hagamos nuestro tesoro y nuestro deleite, de manera que nuestras dificultades se transformen en ofrendas de adoración a Dios.
● Cuando rendimos todo a su voluntad. (Vss. 17-19). ¿Qué estaba haciendo Dios con Abraham? En Isaac tenía la promesa de darle una numerosa descendencia (Gen 22.5-14). Abraham, con el tiempo fue conociendo a Dios, por su andar en fe, aprendiendo a poner su esperanza en el poder del Eterno Dios y no en lo que perece (v.19). Abraham, un hombre con un entorno idólatra, que en ocasiones usó de la mentira para resguardarse. Pero ya habiendo conocido a Dios puso su confianza con toda convicción en la fidelidad y poder de Dios. El punto no es centrarse en Abraham, sino en quién él puso su fe; En Dios, quien es digno de toda confianza y quien responde por sus dichos, y nosotros al creerle declaramos que son verdad.
● Cuando vivimos por la bendición de Dios. (Vss. 20-22). Jacob no fue una blanca paloma en su inicio. Dios fue transformando su vida bajo esa bendición que Jacob valoró, a diferencia de Esaú, quien menospreció la primogenitura, que en simples palabras eso significaba menospreciar los caminos de Dios. Esaú no tuvo interés por la bendición espiritual de parte de Dios, comportándose como un anatema, o apóstata de Dios. Sin embargo, Jacob a pesar de su vejez, siguió adorando a Dios, esperanzado por la recompensa de su bendición; Confiando en la promesa de Dios.
● Cuando somos preparados en la voluntad de Dios. (Vss. 23-27). Cada uno de los nombres mencionados, trata de personas cuyas vidas fueron rescatadas de la normalidad que gozaron de distintas posiciones, pero en sus inicios, sus vidas no reflejaban a Dios, ni adoraban a Dios con su manera de vivir. Cada uno de ellos fue moldeado por Dios, siendo sometidos a diferentes circunstancias que enfrentaron hasta llegar a la estatura deseada por Dios. Fue Dios quien escogió a Moisés antes de nacer, sabiendo que iba ser formado bajo criterios paganos, más aún sabiendo que Moisés en un principio no le adoraría y tomaría la justicia por sus propias manos. Podemos llegar a pensar en cierto modo, que Dios se arriesgó con Moisés a que estropeara las cosas y sus planes, pero no. Dios no se encuentra con sorpresas. Él tiene todo micronécimamente controlado. Bajo esa conciencia y claridad, que es Dios quien escoge y en definitiva, es Dios quien transforma las vidas de sus escogidos, perfeccionándolas, santificándolas y tallándolas de forma tan especial para dejar las marcas de su voluntad en ellas.
Aplicación
● Cuando rendimos todo a su voluntad. (Vss. 17-19). Mientras no me relacione íntimamente con Dios, me será imposible llegar a ese nivel de confianza para entregar y rendir todo, absolutamente todo a su dominio. Pretender vivir una vida que agrada a Dios de forma independiente de él nunca funcionará. ¿Confías en tu Padre Dios? ¿Te gozas que Dios tenga todo el control? ¿Ese gozo te lleva a adorarle? ¿Tu conocimiento de Dios te da paz y libertad en tu caminar cristiano? ¿Descansas sabiendo que él es justo, sabio y perfecto?
● Cuando vivimos por la bendición de Dios. (Vss. 20-22). En Cristo somos bendecidos. Por tanto anhelemos las bendiciones del Señor, las que sí son promesas y verdad asegurada en su Fidelidad, aunque son para un mañana, pero ese mañana ya está determinado en los planes de Dios. Que nuestra fe nos inste a seguir mirando al invisible, por un tiempo no le vemos, pero ya le veremos. ¿Por cuál camino estás andando?, o ¿pretendes andar ambos? No te engañes. En algún momento de tu vida encontrarás una bifurcación, ¿Por cuál decidirás? ¿Cuáles son los principios y convicciones que te guiarán a tomar la decisión? o ¿renegarás de la Fidelidad de Dios? Guárdate de caer en la apostasía así como Esaú, al negar la Santidad de la persona de Dios.
● Cuando somos preparados en la voluntad de Dios. (Vss. 23-27). ¿Estás en sintonía con ese propósito bajo la voluntad de Dios? Si no es así, debes recapacitar y darte cuenta que estás perdiendo más que el tiempo. Estás perdiendo la vida jugando a la religión y mientras no te arrepientas de tu mal camino, es decir de vivir fuera de la voluntad de Dios, la gracia de Dios no obrará en tu vida con la eficacia para la cual fue entregada.
