¡¡ Adora Ahora !!El creyente fue redimido para adorar a Dios.
● Dios se ha manifestado para que le adoremos. (Vss. 1-5).
En este pasaje, se describe el tabernáculo que está dispuesto en dos partes: el lugar santo, y el lugar santísimo, y nombra las cosas que están dentro de la primera parte. El candelabro, la mesa, y los panes. En el nuevo pacto, la luz (candelabro) que necesitamos es Cristo Jesús (1 Ti. 6:16). La mesa cubierta de oro, cuya función era de poner los panes de la proposición. En el nuevo pacto, Cristo se presenta como el pan de vida (Jn. 6:5). La segunda parte, pasando el velo estaba el lugar Santísimo. Este velo hacía la separación entre los sacerdotes y la presencia de Dios. Allí entraban con un incensario donde se encontraba el arca del pacto. Dios tuvo que mostrarle a los judíos que el arca era una caja hecha de madera, no era mágica, era especial cuando moraba en la presencia de Dios porque la presencia de Dios la santificaba. Dentro del arca, estaba el Maná (Éx. 16), la vara de Aarón (Nm. 17:10), y las tablas del pacto.
● Dios muestra la posibilidad de que el hombre le adore (Vss. 6-10).
Por los pecados de ignorancia del pueblo, el sumo sacerdote una vez al año tenía que matar a tres animales para entrar. El primer animal que mataba, lo hacía en holocausto por sus propios pecados. Luego en el día de la expiación, dos machos cabríos, para expiar los pecados involuntarios del pueblo de Israel a uno lo ofrecía en holocausto por los pecados del pueblo. Con el otro macho cabrío, confesaba los pecados del pueblo, y luego lo dejaba libre en el desierto, simbolizando que Dios se olvidaba de los pecados de Israel. El autor de Hebreos indicando el tema de las divisiones, la primera y segunda parte, era para comunicar una sola verdad (v.8) Todo esto se resume en que eres pecador y siempre se mantendrá un velo entre tú y Dios, no puedes quitarlo, no puedes removerlo. Tú no tienes la capacidad de mantener una relación con Dios. Aun con los sacrificios de los animales no hubo camino para que el hombre entrara en la presencia de Dios, en el lugar santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie. O sea, bajo el antiguo pacto. Hasta ese momento en que se escribió el libro, aún se seguía practicando este ritual, por eso lo menciona el autor, al final dando una esperanza de un nuevo pacto, en el cual se rasgó el velo eternamente.
● Dios, mediante Jesucristo, nos da el acceso a su presencia para adorarle (Vss. 11-14).
El antiguo pacto habla de la posibilidad de adorar a Dios. Ahora Cristo nos da acceso pleno a la presencia de Dios. Cristo no tuvo pecado, por esa razón pudo entrar libremente en el lugar santísimo. Cristo siendo el sumo sacerdote nos ofrece no solamente un perdón y justificación, también nos promete santificación y nos promete glorificación por medio de Él (Ap. 5:10). En el v. 13 “Las cenizas de la becerra rociada a los inmundos” se refiere a lo que hizo fue de gran ayuda para la gente, para que quedaran limpios de la piel, limpio de lo externo. Para que momentáneamente tuvieran comunión con Dios, pero sin atender el problema del corazón, no purificó la conciencia de las personas. El Antiguo testamento nos da preciosas promesas de todo lo que Dios no va a hacer por medio de la muerte del mesías, así Cristo es el tabernáculo celestial. Cristo pagó el rescate por nosotros y nos libró eternamente, con su sangre nos ha limpiado (v. 14). Se coloca de ejemplo a Abraham, que no fue salvo por guardar la ley, fue salvo por creer en Jehová y le fue contado por justicia (Gn. 15:6).
Aplicación
● Dios se ha manifestado para que le adoremos. (Vss. 1-5)
En todo este punto se ve reflejado la absoluta dependencia hacia nuestro Salvador, que viene a ser suplida por la suficiencia de Cristo. Solo en ese lugar, mediante un sacrificio el hombre podía tener comunión con Dios (Éx. 25:22).
● Dios muestra la posibilidad de que el hombre le adore (Vss. 6-10)
El antiguo pacto mostró a la gente que, aunque ellos no podían tener libre acceso a Dios, la posibilidad estaba cerca y tenían la promesa de que el Mesías vendría a pagar por el pecado del hombre, para así remover la división entre la santidad de Dios y el pecado del hombre. Esta se cumple luego en la crucifixión de Jesús (Jn. 19:30 y Mr. 15:37-38).
● Dios, mediante Jesucristo, nos da el acceso a su presencia para adorarle (Vss. 11-14)
Cuando Cristo murió por el creyente, murió por todos sus pecados. Ahora es imposible que regresemos a la condenación. Es imposible que regresemos a la esclavitud, porque Cristo nos ha redimido eternamente.